El valor de la voluntad

David Soler
5 min readMay 28, 2020

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La asociación ilicitana Gentjove afronta la crisis sanitaria entre muchos interrogantes pero con un fin claro, la educación moral de los jóvenes

Fran Moraes a sus 20 años estudia psicología en la Universidad Miguel Hernández. Entre apuntes, tareas y exámenes la mayoría de estudiantes emplea su tiempo libre en actividades de ocio o descanso. No es el caso de Fran, quien aprovecha dichos momentos en edulcorar las tardes de numerosos jóvenes entre 6 y 17 años, obteniendo de su gratitud su único salario.

Junto a Fran, otros 33 monitores conforman Gentjove, un proyecto salesiano promovido por y para la juventud, llevando a cabo iniciativas solidarias en nuestra ciudad e incidiendo en su formación moral desde hace 27 años. Junto a otros 8 centros, forma parte de la Federación Don Bosco C.V. Hoy viven tiempos inauditos, pues la crisis sanitaria que ha azotado el planeta les ha obligado a buscar nuevas alternativas vía on-line para adaptarse a las circunstancias. “Muchos monitores hemos tenido que adaptar nuestro trabajo hasta tal punto que parece nuestro primer día en el centro juvenil”, explica Moraes.

Fran Moraes, monitor: “Las universidades deben reconocer más las competencias transversales que adquieres con un voluntariado”

Ilustración creada por la Federación Don Bosco C.V. con el hasghtag #JuventudResponsable FUENTE: Gentjove

Adaptación

Desde Gentjove se ha buscado convertir el confinamiento de los jóvenes en algo más divertido, ameno y educativo. Por ello, los monitores cada semana no solo han diseñado diferentes actividades y challenges para redes sociales, más concretamente en Instagram, donde tienen casi 900 seguidores, sino que también han subido contenido educativo en forma de vídeos e infografías con información y consejos relacionados con la pandemia. Además, han celebrado numerosas reuniones en plataformas como Google Meet para realizar juegos y ‘momentos de grupo’, actividades en grupos reducidos donde los jóvenes se abren y dialogan. “Los monitores se han buscado la vida, se han reinventado y han sacado adelante actividades que hace tres o cuatro meses no se nos hubiesen ni ocurrido”, afirma Alejandro Navarro, presidente de la asociación.

Las circunstancias han obligado a la asociación a tomar decisiones amargas para el paladar de los jóvenes

Es por eso que desde el centro juvenil se encuentran satisfechos con el trabajo realizado y con la respuesta que han obtenido. Sin embargo, según afirma el propio Navarro, han notado una disminución en la afluencia de jóvenes que asisten y participan en las actividades. “Lo entendemos, antes ofrecíamos a los jóvenes una excusa lúdica para salir de casa los sábados por la tarde. Ahora, muchos prefieren quedarse jugando a la PlayStation en lugar de conectarse con nosotros a una actividad virtual”.

Otro problema al que se tienen que enfrentar son los destinatarios más jóvenes, cuya edad dificulta a la asociación realizar actividades con ellos en redes sociales por temas legales. “Ahora mismo en las redes sociales hay que andar con pies de plomo con lo que se publica”, explica Alejandro Getino, coordinador sector Juventud (desde 1º de ESO hasta 2º de BAT) de la Federación Don Bosco C.V. y ex-presidente de Gentjove.

Imagen formativa colgada por la asociación en su perfil de Instagram. FUENTE: Gentjove

Además, nos encontramos en meses de exámenes y pruebas finales, tanto para los destinatarios como para los monitores. Esto disminuye levemente la participación en actividades por parte los jóvenes (quienes deben estudiar), lo que a su vez puede influir en el estado de motivación de los monitores, que se encuentran en la misma situación, agravada además por el virus. No obstante, Navarro comenta que se siente “muy satisfecho” con la labor de todos los integrantes de la asociación, que logran compaginar en mayor o menor medida su vida académica con el voluntariado y las labores que conlleva, las cuales no siempre son reconocidas. Respecto a esto último, Moraes reflexiona: “Creo que las universidades deberían reconocer más a nivel académico las competencias transversales que adquieres con un voluntariado, como la capacidad de sacrificio o cooperación”

Decisiones difíciles

En mitad de la incertidumbre que rodea la actualidad, en los últimos días las circunstancias han obligado a la asociación a tomar decisiones amargas para el paladar de los jóvenes. El caso más claro es la suspensión de varias de las actividades más importantes que realizan cada año, como el campamento de verano, el musical benéfico y el campamento urbano de la Fundación Ángel Tomás en coordinación con Gentjove.

Respecto al primero, se trataba de una excursión veraniega que tenía planeado reunir en julio más de un centenar de chavales en Alcorcón (Madrid). El estrecho margen de actuación, las limitaciones en cuestiones de movilidad, las indicaciones sanitarias, y la delicada situación económica que atraviesan muchas familias son varios de los factores decisivos que han llevado a la suspensión de esta actividad, tal como explica Getino, quién además coordina el campamento de verano. “Queremos dar respuesta a las necesidades de los jóvenes, pero siempre que podamos hacerlo en condiciones viables y beneficiosas para ellos”, indica el coordinador.

Muchos interrogantes para la asociación, que se centra actualmente en explorar diferentes vías de ocio educativo para los jóvenes de la ciudad

Por otra parte, anualmente Gentjove (al igual que muchos otros centros juveniles de la Federación) organiza un musical realizado por los propios jóvenes, los cuales reúnen centenares de espectadores en las distintas representaciones que tienen lugar cada año sobre los meses de mayo/junio, y que son el fruto del trabajo realizado a lo largo de varios meses de ensayos y preparación. Además, durante las representaciones se ofrece al público la oportunidad de adquirir diferentes artículos relacionados con el musical, como pulseras o camisetas con la finalidad de recaudar fondos que posteriormente son invertidos en causas sociales. Este año, según explica Navarro, la representación del musical corre la misma suerte que el campamento. “Hemos decidido cancelar la representación por motivos sanitarios y dado que no tendría sentido celebrar un acto solidario con la mitad de aforo”, explica el presidente de la asociación.

Cartel promocional del musical de Gentjove organizado el pasado año. FUENTE: Gentjove

Mismo destino tendrá finalmente el campamento urbano que la Fundación Ángel Tomás organiza anualmente con la colaboración de Gentjove y otras entidades, el cual acoge durante la primera semana de agosto a 180 menores en riesgo de exclusión social desde el año 2007.

Futuro

Muchas preguntas en el aire para la asociación, que se centra actualmente en explorar diferentes vías para ofrecer nuevas alternativas de ocio educativo para los jóvenes de nuestra ciudad, siempre velando por su seguridad y formación moral, y a la espera de que regresen los juegos, actividades y campamentos que dan color a un proyecto promovido por una generación que aún muchos se esfuerzan en dar por perdida.

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